Literatura del siglo XIX
José Joaquín Olmedo
(1780/03/20 - 1847/02/19)

Escritor y político ecuatoriano, presidente de la Junta de Gobierno de Guayaquil (1820-1822)
Nació el 20 de marzo de 1780 en Guayaquil cuando esta ciudad era parte del Virreinato del Perú.
Hijo del Capitán español Agustín de Olmedo y de la guayaquileña Ana María Maruri.
A los catorce años, viaja a Lima, para ingresar al Convictorio de San Marcos y luego a la Universidad de San Marcos, en donde obtuvo el grado de Doctor en Jurisprudencia.
Fue diputado por la ciudad en las Cortes de Cádiz españolas (1810). En el año 1820 fue presidente de la Junta de Gobierno de Guayaquil. Se opuso a la integración de Ecuador en la República de la Gran Colombia, por lo que tuvo que abandonar el país en 1822. Exiliado en Perú, fue diputado por Puno en el Congreso Constituyente de Lima (1823) y embajador en Gran Bretaña y Francia (1825-1828). De regreso a su patria fue elegido presidente de la Asamblea Constituyente de Ambato (1835). En 1845 formó parte del gobierno provisional y presentó su candidatura a la presidencia de la República, siendo derrotado por Vicente Ramón Roca (1845-1849).
José Joaquín Olmedo falleció el 19 de febrero de 1847 en Guayaquil.
Obras
*La Batalla de Junín
*Canto a Bolívar
*Alfabeto para un niño
*Al General Flores, vencedor en Miñarica
*Al General Lamar
*Epitalamio
Poema A Eliza de Jose Juaquin de Olmedo
¿No ves cuán pronto por la azul esfera
el vuelo de las horas se desliza?,
¿no ves, amable Eliza,
marchitarse al nacer las tiernas flores
de la fugaz y alegre primavera?
Pues ¡ay!, con más presteza
nacen, desaparecen los amores,
las gracias de la edad y la belleza.
Feliz en todas partes
quien con el grato estudio de las artes
mezclando las lecciones
de virtud y piedad, engaña, burla
del tiempo y de sus hijas estaciones
la ciega rapidez y la inconstancia.
Así cuando la bella primavera
pierde su gala y virginal sonrisa
y se retira triste
de tu jardín, Eliza,
huyendo del invierno los enojos,
al fuego de tu genio y de tus ojos
con sus vivos colores y fragancia
bajo de tu pincel nace en tu estancia.
En tu estancia feliz que yo contemplo
será con tu presencia
el más hermoso templo
del gusto, la piedad y la inocencia,
a cuyo culto y plácidos misterios
vestal sacerdotisa
con tu graciosa hermana será Eliza.
el vuelo de las horas se desliza?,
¿no ves, amable Eliza,
marchitarse al nacer las tiernas flores
de la fugaz y alegre primavera?
Pues ¡ay!, con más presteza
nacen, desaparecen los amores,
las gracias de la edad y la belleza.
Feliz en todas partes
quien con el grato estudio de las artes
mezclando las lecciones
de virtud y piedad, engaña, burla
del tiempo y de sus hijas estaciones
la ciega rapidez y la inconstancia.
Así cuando la bella primavera
pierde su gala y virginal sonrisa
y se retira triste
de tu jardín, Eliza,
huyendo del invierno los enojos,
al fuego de tu genio y de tus ojos
con sus vivos colores y fragancia
bajo de tu pincel nace en tu estancia.
En tu estancia feliz que yo contemplo
será con tu presencia
el más hermoso templo
del gusto, la piedad y la inocencia,
a cuyo culto y plácidos misterios
vestal sacerdotisa
con tu graciosa hermana será Eliza.
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